Esta es una traducción de la página original en inglés.
Suscripciones en el software privativo
El software que no es libre (privativo) a menudo es malware (diseñado para maltratar a los usuarios). El software que no es libre está controlado por quienes lo han desarrollado, lo que los coloca en una posición de poder sobre los usuarios; esa es la injusticia básica. A menudo los desarrolladores y fabricantes ejercen ese poder en perjuicio de los usuarios a cuyo servicio deberían estar.
Habitualmente, esto suele realizarse mediante funcionalidades maliciosas.
Que un programa «requiera suscripción» parece algo simple. En concreto, lo que eso significa es que el programa contiene una bomba de relojería, de modo que dejará de funcionar a partir de una fecha determinada. O bien que depende de un servidor que comprueba la fecha. Ambas funcionalidades son maliciosas.
Aquí se presentan ejemplos de suscripciones de software que causan un daño directo a los usuarios.
Si conoce algún ejemplo más que deba estar incluido en esta página, escriba por favor a <webmasters@gnu.org> para informarnos. Incluya la URL de una o dos referencias confiables para justificar su inclusión.
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2020-08
Apple puede bloquear de forma remota el acceso de los desarrolladores a las herramientas para desarrollar software para iOS o MacOS.
Epic (objetivo de Apple en este ejemplo) hace juegos privativos que tienen sus propias funcionalidades maliciosas, pero eso no hace aceptable que Apple tenga esa clase de poder.
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2019-10
Adobe ha cancelado las suscripciones de software de todos los usuarios de Venezuela. Esto muestra la manera en que un requisito de suscripción pude convertirse en un instrumento de sabotaje.
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2019-02
Los cartuchos de HP «por suscripción» tienen un DRM que se comunica constantemente con los servidores de HP para asegurarse de que el usuario esté al día en el pago de la suscripción y no haya imprimido más páginas de aquellas por las que ha pagado.
Si bien con el programa de suscripción la tinta puede resultar más barata en algunos casos, se espía a los usuarios, y conlleva restricciones totalmente inaceptables en el uso de cartuchos de tinta que normalmente podrían seguir utilizándose.
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2017-11
Sony ha reintroducido su mascota robótica Aibo, esta vez incluyendo una puerta trasera universal y haciéndolo dependiente de un servidor que requiere suscripción.
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2017-10
La cámara de vigilancia doméstica Canary ha sido saboteada por su fabricante, desactivando muchas funcionalidades a menos que el usuario empiece a pagar una suscripción.
Con fabricantes como estos, ¡qué más intrusos puede haber!
Los compradores deberían aprender la lección y rechazar aparatos conectados que contengan software privativo. Cualquier producto de ese tipo es una tentación para cometer sabotaje.
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2015-07
Microsoft Office obliga a los usuarios a suscribirse a Office 365 para poder crear o editar documentos.
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2014-02
Las herramientas de Adobe requieren suscripción. Adobe trató también de estafar a la gente haciendo las suscripciones anuales, pero esa es una cuestión secundaria si la comparamos con la injusticia básica de la bomba de relojería. Cuando un programa es privativo, e incluso malicioso, no se deje distraer por una cuestión secundaria como el precio.
(No repita el término publicitario «Nube creativa» (Creative Cloud), a menos que sea para expresar su rechazo. El término «nube» está pensado para nublar el entendimiento de los usuarios.)