Esta es una traducción de la página original en inglés.

Malware en las tecnologías educativas


El software que no es libre (privativo) a menudo es malware (diseñado para maltratar a los usuarios). El software que no es libre está controlado por quienes lo han desarrollado, lo que los coloca en una posición de poder sobre los usuarios; esa es la injusticia básica. A menudo los desarrolladores y fabricantes ejercen ese poder en perjuicio de los usuarios a cuyo servicio deberían estar.

Habitualmente, esto suele realizarse mediante funcionalidades maliciosas.


Las grandes empresas de tecnología han invadido el sistema educativo con la introducción de sus productos privativos plagados de malware. La educación es un sector que les permite difundir fácilmente su software injusto en todas las direcciones, llegando así a infectar profundamente cada ámbito de la sociedad.

Únase a nosotros en la lucha para erradicar el uso de software privativo en las escuelas.

En esta página se incluyen funcionalidades maliciosas que se han encontrado en el software utilizado en entornos educativos.

Si conoce algún otro ejemplo que debería mencionarse en esta página, escríbanos por favor a <webmasters@gnu.org>. Incluya la URL de una o más referencias confiables que justifiquen su inclusión.

Entradas más recientes

Las entradas están dispuestas en orden cronológico inverso, según la fecha de publicación de los artículos a los que se enlaza. Las añadidas más recientemente están en la página principal de la sección Malware.

  • 2022-05

    En una investigación a escala mundial se ha descubierto que la mayoría de las aplicaciones que las administraciones escolares recomendaron para la educación a distancia durante la pandemia del COVID-19 rastrean y recopilan datos personales de los niños, incluso de los menores de cinco años. Estas aplicaciones, y sus páginas web, envían la información recogida a gigantes de la publicidad como Facebook y Google, y continúan utilizándose en las aulas tras la reapertura de las escuelas.

  • 2022-03

    La aplicación privativa «Along», desarrollada por una empresa controlada por Zuckerberg, induce a los estudiantes a revelar a su profesor información personal sobre ellos y sus familias. Las conversaciones se graban y los datos recogidos son enviados a la empresa, que se reserva el derecho de venderlos. (Véase también, La aplicación escolar «Along» es malware.)

  • 2021-10

    Las empresas de tecnologías para la educación utilizan su poder de vigilancia para manipular a los estudiantes y encauzar su trayectoria hacia diferentes niveles de conocimiento, poder y prestigio. El artículo sostiene que estas empresas deberían obtener una licencia para operar. Eso no estaría mal, pero no aborda la raíz del problema. Los datos recogidos en una escuela sobre estudiantes, profesores o empleados no deben salir de la escuela, y deben guardarse en ordenadores que pertenezcan a la escuela y funcionen con software libre. De ese modo, la administración del centro y/o los padres y madres pueden controlar lo que se hace con esos datos.

  • 2021-05

    El 60% de las aplicaciones que se utilizan en las escuelas envían datos de los estudiantes a terceras partes que representan un alto riesgo potencial, poniendo así bajo vigilancia a los estudiantes y, posiblemente, a todo el personal de la escuela. Esto es posible debido a la utilización de programas inseguros y privativos hechos por corporaciones ávidas de datos.

    Tenga en cuenta que la circunstancia de que los estudiantes hayan dado o no su consentimiento no justifica la vigilancia a la que se les somete.

  • 2021-04

    Investigadores han descubierto en Zoom una vulnerabilidad de día cero que puede utilizarse para lanzar ataques de ejecución remota de código (RCE). Los investigadores efectuaron una cadena de ataque de tres errores que ocasionó un RCE en la máquina objetivo, y todo ello sin ningún tipo de interacción del usuario.

  • 2021-02

    El juego Prodigy, que se utiliza gratuitamente en las escuelas para enseñar matemáticas, incita a los alumnos a jugarlo en casa, donde la empresa trata de convencerlos para que paguen una suscripción premium, a cambio de algunos elementos meramente cosmético que, en la escuela, acentúan la brecha socioeconómica entre quienes pueden permitírselos y quienes no.

    La estrategia de utilizar los centros educativos como un estanque para la pesca de clientes es práctica habitual de las compañías de software privativo.

  • 2020-12

    El programa de supervisión de exámenes en línea HonorLock es una herramienta de vigilancia que monitorea a los estudiantes y recopila datos tales como el rostro, el carnet de conducir o información de red, entre otros, en flagrante violación de la privacidad de los estudiantes.

    Impedir que los estudiantes hagan trampas no es excusa para ejecutar software malicioso/espía en sus ordenadores, y es bueno que protesten. Pero sus demandas pasan por alto algo esencial, la injusticia de verse obligados a ejecutar software privativo para poder recibir una educación.

  • 2020-11

    Según la Comisión Federal de Comercio (FTC), la compañía que gestiona el software de videoconferencia Zoom ha engañado a los usuarios acerca de su cifrado de extremo a extremo durante años, al menos desde 2016.

    En su lugar se pueden utilizar programas libres tales como Jitsi o BigBlueButton, y mejor aún si se instalan en un servidor controlado por los propios usuarios.

  • 2020-04

    Los programas privativos Google Meet, Microsoft Teams y WebEx recogen datos personales e identificables de los usuarios, incluida la duración de las llamadas, las personas que participan en las mismas y las direcciones IP de todas ellas. La experiencia dice que esto puede dañar a los usuarios incluso físicamente, en caso de que esas compañías faciliten los datos a ciertos gobiernos.

  • 2020-03

    La versión de Zoom del iOS de Apple envía datos del usuario a Facebook, incluso si este no tiene cuenta en Facebook. Según el artículo, ni Zoom ni Facebook hacen siquiera mención de esta forma de vigilancia en su política de privacidad, de modo que se trata de una evidente violación de la privacidad, incluso según sus propios términos.